Sonríe, te mira y ríe como una niña. Echa a correr por el campo, la yerba acaricia su blanco vestido y el viento juega con su rubio cabello, no puedes evitar mirarla y sonreír. Es tan niña y a la vez tan mujer.Te preguntas como pudiste vivir todo este tiempo sin sus tonterías, sin sus preguntas inocentes y estúpidas, sin ver como sus ojos se iluminan cuando ve cualquier cosa, nada especial, o como se acurruca a tu lado cuando tiene frió y entonces el día que parecía perfecto se nubla y la lluvia empieza a caer con fuerza. Moja tu pelo, moja su blanco vestido. Te mira, la miras y ella echa a reír mientras da vueltas bajo la lluvia. Su risa es melodiosa, y de repente sientes la necesidad de abrazarla. Te acercas por detrás y la rodeas con tus brazos. Ella te mira y te da un dulce beso en los labios. Entonces, en ese preciso momento, te das cuenta de que ha llenado tu vida de color, de luz y de alegría, te das cuenta de que ella es todo lo que quieres y se lo dices. Hace tiempo que aprendiste que la vida es muy corta como para no decir lo que uno siente cuando lo siente.
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